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“Anualmente, el tabaco mata a 8 millones de personas, y varios millones más padecen enfermedades asociadas a éste, tales como cáncer de pulmón, tuberculosis, asma o enfermedades pulmonares crónicas”, dijo el Director General de la Organización Mundial de la Salud, Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus.

El Tabaco. Un hábito que mata.

En México, las cifras son escandalosas. Cada día fallecen 118 personas debido al tabaco, siendo éste el causante del 71% de cánceres de pulmón, 42% de enfermedades pulmonares crónicas y 10% de las enfermedades cardiovasculares.

No conforme con acabar y deteriorar la salud de las personas, las fábricas tabacaleras también contaminan nuestro planeta y destruyen el medio ambiente debido a su cultivo, fabricación, distribución, consumo y eliminación de sus productos.

El Tabaco también daña nuestro planeta.

Los datos se vuelven relevantes en cuanto al impacto planetario: según la OMS 600 millones de árboles SON talados para su fabricación, 84 millones de toneladas métricas de CO2 se emiten a la atmósfera, además de 22 mil millones de litros de agua que se emplean también para su fabricación.

Pero ¿Qué orilla a las personas a fumar? y sobre todo, ¿por qué parece haber tanta dificultad para dejarlo?

Desde el punto de vista emocional, la psicóloga, Aneken Pérez, del Centro Pegaso,  explica que las personas comienzan a fumar desde la adolescencia. Ello debido a ciertas situaciones emocionales por las que pasan: dejan de ser niños, admiran a sus pares y lo hacen  por imitación de famosos; para pertenecer, para sentirse adultos o por presión social.

Los adolescentes fuman por aceptación social, pero también este hábito conlleva a ritos:

“Somos personas de rituales, que se llevan a cabo desde su compra, la manera en cómo prendo o fumo el cigarro, con qué mano lo sostengo, hasta el momento en que se apaga el cigarro”.

Señaló la psicoanalista.

El tabaco también impacta a nivel químico cerebral, ya que tenemos receptores en el cerebro, estos son nicotinicos y captan la acetilcolina, la cual ayuda a liberar dopamina. Ésta por último nos hace sentir placer. Por ello es fácil hacerse adicto al sentirse “aparentemente bien”.

Una de sus contrariedades, dice la Dra. Pérez es que también provoca cortisol, lo cual nos produce ansiedad y estrés, paradójicamente tenemos gusto por el estrés.

No debemos olvidar que el tabaco provoca afectaciones físicas, principalmente al sistema pulmonar, además de causar taquicardias, por lo que se confunde con la ansiedad.

Para algunas personas, dejar el tabaco se vuelve complicado, ya que causa dependencia emocional y física, ademas de que este hábito lo llegamos a conjuntar con otros elementos que también ritualisamos como el café o en su caso el alcohol u otras actividades con las que se  tiene ligado el cigarro: leer, estudiar, trabajar.

¿Podríamos sustituir el tabaco por otros hábitos?

Más que sustituir el cigarro, las recomendaciones son:  asistir a terapia, aunque algunas veces ésta se “sataniza”; debemos evitar círculos sociales donde se sabe que se va a consumir cigarro: fiestas donde se consume alcohol, café, compañeros de trabajo que fuman.

Según la Dra. Aneken, hay un pensamiento común de que en 27 o 30 días se hace un hábito, eso es verdad en cierta medida, pero también hay caminos neuronales que se deben accionar para dejar malos hábitos. Mira la entrevista completa:

Dejar de fumar implica paciencia, tiempo y conciencia. El ambiente social es de vital importancia para ello.

La recomendación primordial es buscar “redes de apoyo”, y procurar ambientes propicios para evitar una adccion en general como: fumar, apostar, tomar alcohol.

La comunicación es básica en una familia, sobre todo si hay hijos menores de edad. Los niños pueden ver que en la familia se toma o fuma, pero la comunicación entre padres e hijos es fundamental, para que las situaciones no sobre pasen su consumo

Habla con tus hijos, cuidate y cuida a los tuyos.